Los que hemos estudiado una carrera universitaria tan
apasionante como Ciencias Políticas sabemos que se trata de unos estudios de 5
años de teoría en la Universidad y 50 años de prácticas en la vida real.
Si algo aprendes a lo largo de los cinco años en los
estudios de CC Políticas, es a ser un observador. Te empapas de conocimientos
en la materia con asignaturas como “Conflicto, Modernización y Desarrollo
Político”, “Historia de la Ideas y el Pensamiento Político”, “Técnicas de
Investigación Social”… Y cuando acabas los estudios nunca vuelves a mirar al
mundo igual. Al principio pensamos que QUEREMOS cambiarlo y con un poco de
experiencia y unos años más en la facultad estamos convencidos de que PODEMOS
cambiarlo.
Últimamente se ha puesto de moda esta titulación ya que mi
facultad ha sido la cuna de Podemos y de sus líderes ideológicos. Por eso el
artículo de El Pais sobre Heriberto Cairo, Decano de Políticas en la
Complutense, me ha parecido una gozada. Es un ejemplo de análisis de trazo fino
frente a los que reclaman brocha gorda para debatir sobre cualquier materia.
En mi opinión Pablo
Iglesias es un politólogo de su generación, la que ha
podido estudiar y desarrollarse en un marco económico de crecimiento, donde la
entrada de España en la zona Euro no era
considerada por la sociedad como un peligroso movimiento de globalización, y la crispación en la calle simplemente no existía. El debate de las ideas se hacía bajo el paraguas protector de la economía y la democracia consolidada, y cualquier movimiento de cambio del sistema no tenía contexto para su puesta en escena.
La crisis llegó después
y pilló a contrapié a los economistas, pero a los politólogos también. En aquel
contexto previo de bienestar ningún especialista pudo imaginar la radical
transformación ideológica e institucional que se venía encima.
Comparto totalmente con el Decano la idea de que Podemos domina
la comunicación política y creo saben gestionar el discurso en redes y medios (aunque
yo personalmente me sienta manipulada). Son las características de su tiempo y de su
formación académica.
Pero ahora hay que poner sobre la mesa el periodo de
prácticas en la vida real. Seguro que no van a presentar casos de fracaso, pero
de éxito tampoco. Y ese va a ser sin duda uno de sus techos, porque además
cuanta más experiencia tengan, más se convertirán en un partido tradicional
como los que tanto critican.
En este contexto la toma de posiciones respecto a los temas políticos
es un elemento incómodo, porque los detractores de esas ideas suponen un
esfuerzo a mayores para la formación, que hasta ahora no tiene que soportar y
no encaja con su filosofía de “ ir
atrapando y consiguiendo candidatos y movimientos en lugar de establecer
alianzas” de la que habla Heriberto Cairo en el artículo.
Comparto que Podemos
modulará su discurso como tradicionalmente se hace en la vida real, al ritmo de “muriendo y
aprendiendo”, lo que no estoy segura es que esto satisfaga a sus potenciales
votantes.
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