jueves, 21 de agosto de 2014

The Wall


Recientemente he leído un interesantísimo artículo de Guillermo Altares en el País sobre el Muro de Adriano entre Inglaterra y Escocia "El primer muro de Occidente". En esto de las murallas las diferentes civilizaciones no acabamos de ponernos de acuerdo, por lo que gastamos muchas energías construyéndolas y destruyéndolas casi siempre como demostración de fuerza.

A pesar de las diferencias mi mente ha hecho un flujo de ideas entre las referencias al proceso independentista escocés y nuestro proceso soberanista catalán.

En el caso británico, El Muro de Adriano representa un símbolo de identidad nacional para los dos territorios que separa. El paso de los siglos no ha podido con su robustez y continúa significando un "símbolo de poder..., no el tipo de barrera que vemos en el mundo moderno". Y precisamente respecto a esto, podemos buscar un muro contemporáneo asimilable a esta construcción y esta identidad nacional, que en el caso catalán sería la imagen de la cadena humana de 440 kilómetros con la que el 11 de septiembre del 2013 muchos ciudadanos catalanes quisieron celebrar La Diada, su día nacional. 

En Inglaterra y Escocia el muro ha servido de inspiración de poetas, filósofos, políticos, y hasta de George Martin (La muralla de hielo, Juego de Tronos). Entre todos han mantenido su estructura conceptual, fortaleciéndolo desde muchos puntos de vista. 

 Mientras tanto en España, a pesar del desarrollo tecnológico que supone el paso de los siglos y de la seguridad que tenemos de sabernos tan hiper-informados para tomar las decisiones correctas, no se ha podido evitar que esta moderna muralla humana de apoyo a la identidad nacional catalana se tambalease hasta casi derrumbarse con la tormenta veraniega "Pujol". Sabremos lo debilitada que está el próximo 11 de septiembre.

Los muros, las murallas, las fronteras... cumplen la finalidad de separar espacios, pero esas lineas divisorias están compuestas por puntos, por elementos y por individuos en sus versiones modernas. Estas murallas postmodernas precisamente son tan sensibles a las necesidades individuales de los miembros que las componen, como a las colectivas de los intereses generales para las que se yerguen. ¿Serán las modernas fronteras dinámicas?